10 diciembre 2010

Sospechoso

En los caminos que bordean los campos que a su vez bordean la ciudad donde vivo -y seguramente la vuestra también- viven, malviven, trabajando con lo que pueden, personas a las que la vida (en realidad fueron otras personas) les quitó la vida, la inocencia, la dignidad y posiblemente el futuro.
En uno de esos campos, y escondido tras unos naranjos, me encuentro con los restos de una batalla por seguir en pie un día más. ¿Total para qué? ¿para otro día como el anterior?.
Habría que revisar el libro de estilo que rige la vida, porque en lo referente a condición humana, apartado situaciones denigrantes, ha quedado desde hace tiempo desfasado.

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