29 febrero 2012

La trampa pepera

Día a día y medida absurda tras medida absurda, se va confirmando que este gobierno pepero sabe tanto como el que ya teníamos, cosa por otra parte que ya intuíamos.
Bueno, quizás sea más exacto decir que sabe un poco más que el anterior gobierno porque ganando de calle las elecciones consiguieron asientos de primera para apoltronar, al menos durante 4 años, sus orondos traseros.

06 febrero 2012

Lecciones de vida


Droga blanda


Trabajo








Estos días andamos ocupados con eventos varios, espero que no desvaríos.
El caso es subo algunas imágenes realizadas durante la jornada laboral porque forman parte de mi afición fotográfica, que no es tanto una cuestión que me venga de pequeño sino un acercamiento a este arte a partir de la popularización de las cámaras digitales.
A mí, lo que realmente me gusta desde el principio de mis tiempos es toquetear trastos informáticos y si a ello añadimos una formación artística -estudié BBAA-, un toque de curiosidad y también algo de interés por el aprendizaje (factor este fundamental), obtenemos como resultado fotografías como estas que subo hoy que, no dejando de estar hechas por un amateur, parecen razonablemente bien hechas.
Sobre todo teniendo en cuenta los límites a los que me enfrento cuando las hago, aunque esa es ya otra historia.

03 febrero 2012

Cita: La democracia es el peor de los sistemas políticos

"La democracia es el peor de los sistemas políticos, una vez descartados todos los demás".

No sé quién fue el primero en decir la ocurrente frase de ahí arriba pero la suscribo a medias, porque últimamente ya no tengo tan claro que esto de las democracias sirva para algo más que para que unos cuantos políticos elegidos por el pueblo -eso sí-, no padezcan la misma crisis que el resto de democráticos mortales.
Basta ver a la Chacón y su séquito y al Rubalcaba y su otro séquito para comprobar que parecen vivir en una realidad paralela a la nuestra. Aquellos que sepan de qué va Fringe encontrarán paralelismos entre la Chacón y Anna Torv, aunque se quedan en eso; mundos paralelos, no realidades perpendiculares, de las que se encuentran en algún momento en un mismo punto.
Por cierto, dejo al Rajoy y a su séquito para otro día porque bastante tiene el pobre con mantener a raya el color gris de la barba y ya de paso la compostura ante este juguete roto llamado España que le ha tocado en suerte. Me lo imagino con  el país en sus manos dándole vueltas a un lado y a otro sin saber bien cómo entrarle.
Y es que el juguete en cuestión venía sin manual de instrucciones y claro, con la educación que hemos recibido producto de tanto cambio de ley educativa ¿qué otra cosa podíamos esperar de nuestros políticos? Al fin y al cabo han sido educados con esos mismos planes educativos ¿cómo vamos a esperar que sean ellos, los políticos españoles, quienes nos saquen del atolladero?

Louie



No sé nada de esta serie porque no la encuentro ni en español ni subtitulada por nungún sitio, aunque eso es lo de menos.
Lo de más es que acabo de fijarme en el fondo de la imagen, en lo que hay detrás del primo lejano de Larry David que aparece en primer plano, en una muy obvia vertical derecha que cumple la regla de los tres cuartos, decía me ha gustado esa unión "inconsciente" que forma las letras pintadas de la pared con los edificios recortadso del fondo.

Giro a la derecha


Terrores infundados



Por aquí baja Nosferatu, cuchillo en mano, para dar un buen susto al tonto que no guarde la espalda.

Relaciones humanas


Podría escribir algo relacionado con esta imagen, no lo voy a hacer porque hay personas que aparecen en esta foto y no las conozco.
No suelo fotografiar a personas porque tampoco me hace gracia que me fotografíen a mí, sin embargo esta imagen me gusta porque hay una relación entre los grupos de personas que aquí aparecen que está más o menos buscada y hay también una composición que puede no ser la más acertada, pero la he elegido yo.

30 enero 2012

Arquitectura caótica...


...o el peor punto de vista posible.

La calle prohibida



Una imagen que hubiera sido buena, denuncia social incluida, o por lo menos mejor de lo que es, en caso de haberme fijado que arriba de la puerta hay un santo o virgen y que este (o esta) debería haber salido equilibrando la composición.
Otro tema es el halo, dadme 1000 o 2000 euros para comprar mejores objetivos y luego hablamos.

Mayday, Mayday...


Sin palabras... o tantas como se nos ocurran, que esta imagen un 11 de septiembre puede herir sensibilidades.

24 enero 2012

Cevisama 2012


Se acerca un año más la fecha de la próxima feria cerámica.
Yo trabajo para Venus Cerámica y dentro de unas semanas daremos a conocer el nuevo catálogo de novedades.

23 enero 2012

La marca


He modificado un poco la historia que subí ayer porque en ella fallaba un poco la localización. Creo que ahora está mejor.

Sobrepasado por los acontecimientos, Hermelindo Quintana decidió quitarse la vida. Pensó que a pesar de ser una solución brusca y aséptica, sus problemas quedarían definitivamente resueltos.
Como tantas otras veces en su vida, se equivocaba.
Plampalacios está abandonado desde lo de la presa, constituye pues un escondrijo ideal o por lo menos eso pensaba Hermelindo cuando decidió salir con lo puesto de Zaragoza y convertir aquellas ruinas heredadas veinte años atrás en morada temporal. Su idea inicial era dejar correr el tiempo a la sombra de los chopos y avellanos en los montes que tan bien conocía desde niño, esconderse al abrigo de las grandes piedras caídas y los oscuros y frondosos matorrales de la zona, beber de las frías aguas del Cinca, alimentarse de frutos secos, raíces, algún que otro conejo despistado y mientras tanto, esperar paciente a que lo suyo fuera olvidado, que pasara a la página 7 del Periódico de Aragón o por lo menos que dejara de ser titular de portada.
Sin embargo, nunca llegó a poner en marcha ese plan inicial. Su ánimo se vino abajo cuando descubrió casualmente la marca incrustada en la piedra dejada por manos anónimas sobre la mesa del salón, supo entonces que ya era demasiado tarde, que estaba irremediablemente perdido. El críptico mensaje iba dirigido exclusivamente a él y no por de sobras conocido, su descubrimiento resultó menos demoledor.
Sabía qué iban a hacerle si era atrapado por ese grupo de mercenarios asesinos, ciegos en la venganza, sordos ante los ruegos, crueles y expeditivos en los castigos. Debía actuar ya si quería morir sin dolor.
Bajó de tres en tres las escaleras y cruzó el rellano sin mediar palabra con Ahmed, el portero, con quién había compartido en el pasado más de un secreto de esos que a nadie más que a uno mismo importa. El pobre Ahmed ya tenía suficiente cruz -en este caso media luna-, soportando por un mísero sueldo las tonterías de Hermelindo Quintana y el resto de inquilinos, le hacía falta el dinero -a quién no-, así que de ser necesario lo hubiera aguantado una vez más, pero no fue el caso. El portero respiró aliviado y continuó con lo suyo, más tarde diría al agente que lo entrevistó que Hermenegildo, Hermelindo o como quiera que se llamara el fulano ese del cuarto B, no habló con él.
Ya en la calle y como si se tratara de un autómata en modo automático, una gallina sin cabeza o un enfermo terminal, se encaminó hasta el cercano puente que no es el más alto de cuantos cruzan el Ebro pero sí tiene un grupo de peñascos y salientes en la base que lo ha convertido en el favorito de esos locos que se acercan las madrugadas de los sábados para lo del puenting. Quintana iba a saltar sin cuerda. Doble mortal con tirabuzón invertido.
Un salto de diez puntos y de salvarse, unos cuantos más en la cabeza.
Favorecido por las sombras de la tarde y arrimado a las paredes llegó Hermelindo al puente sin que él creyera haber sido visto por nadie. Avanzó unos cien metros hasta alcanzar la parte central, se asomó al borde para comprobar el nivel de las aguas que bajan camino al Delta y ya de paso si continuaban en su sitio los peñascos que como tiburones con la boca abierta, aguardaban el salto de Hermelindo para poner punto final a su azarosa vida.
Alzó una pierna sobre la baranda, y dándose un tembloroso impulso se subió a ella. Distraído, alargó una mano hacia la farola central para mantener el equilibrio y mientras hacía aquello trataba de hacerse una composición de lugar.
Según había leído no sabía donde, en momentos como aquel los recuerdos acumulados durante la vida pasan rápidos por la mente, sin embargo Hermelindo estaba en blanco y seguía actuando un poco como si fuera un muñeco movido con hilos ajenos a su voluntad. Cierto que por propia voluntad había decidido que poner fin a su vida, que esta era la mejor alternativa posible para resolver su situación, pero tampoco había sido capaz de confrontar esa vía de escape con alguna otra distinta que no pasara precisamente por encontrarse dentro de unos minutos con el Hacedor.
—Perdón, ¿Va usted a saltar primero o desea aguardar su turno?, es que yo estaba antes
...

Cegado por los acontecimientos recientes, Hermelindo Quintana decidió quitarse la vida. Pensó que aquella era una solución sencilla, un tanto aséptica y brusca, cierto, pero definitiva. Como tantas otras veces en su vida, se equivocaba.
Plampalacios está abandonado desde lo de la presa, constituye pues un escondrijo ideal o por lo menos eso pensaba Hermelindo cuando decidió convertir aquellas ruinas heredadas veinte años atrás en morada temporal. Su idea inicial era dejar correr el tiempo a la sombra de los chopos y avellanos en los montes que tan bien conocía desde niño, esconderse al abrigo de las grandes piedras caidas y los oscuros y frondosos matorrales de la zona, beber de las frías aguas del Cinca, alimentarse de frutos secos, raíces, algún que otro conejo despistado y mientras tanto, esperar paciente a que lo suyo fuera olvidado, que pasara a la página 7 del diario del Altoaragón o por lo menos que dejara de ser titular de portada.
Sin embargo, al descubrir casualmente la escueta marca sobre la piedra, supo que ya era demasiado tarde, que estaba irremediablemente perdido. El críptico mensaje iba dirigido exclusivamente a él y no por de sobras conocido, su descubrimiento resultó menos demoledor.
Sabía lo que le iban a hacer cuando le atraparan, ellos eran así; ciegos en la venganza, sordos ante los ruegos, mudos en las advertencias, crueles y definitivos en los castigos.
Bajó de tres en tres las escaleras y cruzó el rellano sin mediar palabra con Ahmed, el portero, con quién había compartido en el pasado más de un secreto de esos que a nadie más que a uno mismo importa. El pobre Ahmed ya tenía suficiente cruz -en este caso media luna-, soportando por un mísero sueldo las tonterías de Hermelindo y el resto de inquilinos, le hacía falta el dinero -a quién no-, así que de ser necesario lo hubiera aguantado una vez más, pero no fue el caso. El portero respiró aliviado y continuó con lo suyo, más tarde diría al agente que lo entrevistó que Hermenegildo, Hermelindo o como quiera que se llamara el fulano ese del cuarto B, no habló con él.
Ya en la calle y como si se tratara de un autómata en modo automático, una gallina sin cabeza o un enfermo terminal, se encaminó hasta el cercano puente que no es el más alto de cuantos cruzan el cinca pero sí tiene un grupo de peñascos y salientes en la base que lo ha convertido en el favorito de esos locos de la capital que vienen los sábados a lo del puenting. Quintana iba a saltar sin cuerda cuerda, doble mortal con tirabuzón invertido. Un salto de diez puntos, unos cuantos más en la cabeza, de salvarse.

…¿Continuará?


Geometrías visuales