Series TV
Mucho se ha hablado últimamente sobre la calidad de las series televisivas; alta, muy alta para las americanas y baja, muy baja para las españolas, excepciones aparte en ambos grupos. No he visto las buenas series españolas, simplemente por estar huyendo de las malas, que son legión. Así pues, no puedo opinar sobre la familia Alcántara, y en esencia tampoco debería hacerlo sobre el resto. Solo puedo decir que vistas una, vistas todas. Hace unos años me enganché a Siete Vidas, aquella serie estaba bien, era graciosa, actual y te identificabas con los personajes (te puedes identificar a favor o en contra, es lo mismo) el caso es que aparte de siete vidas, poco más ha valido la pena; lo intenté con Los Serrano, pero pronto me di cuenta que igual daba ver eso, que recordar capítulos de Farmacia de guardia, Verano azul, Médico de familia o qué se yo. Siempre es lo mismo, es como si los guionistas se los prestaran unas series a otras. Y luego queda lo que vemos hoy en pantalla; por un lado malas copias de buenas series americanas que se convierten en éxitos aquí, supongo que esto se trata en última instancia de una velada crítica al nivel intelectual de la masa española; lo mires como lo mires nos gusta lo malo –si está adaptado no solo al gusto de aquí sino también a nuestra idiosincrasía- y puede que eso esté relacionado con los males endémicos de la sociedad española en cuanto a educación, nivel intelectual medio, tiempo dedicado al ocio, cansancio acumulado tras una dura jornada de trabajo (recordemos que es un tópico lo de la siesta española y la juerga que nos montamos día tras día), disposición individual a “calentarse el coco” ante series de televisión con argumento denso… No sé, hay tantos factores que influyen en la aceptación popular de las malas series que directamente me pierdo, no soy sociólogo, antropólogo, ni nada parecido, así que dejo para otros el análisis de las causas. Mi opinión es que las malas series gustan porque no nos hacen pensar. No pensamos porque no leemos, no leemos porque nuestros padres no fueron educados para educarnos, no les educaron porque venían de guerras civiles, muchas horas de trabajo para tirar adelante familias numerosas, hambres, opresión de malos reyes, caciques, políticos, iglesias opresoras… En fin, una historia, la española que desde que quedó rezagada respecto de la velocidad en que avanzaba Europa, no permitió que a día de hoy los españoles tengamos tiempo para invertir en ocio de calidad. Por otro lado tenemos series que puede que estén bien una vez te has enganchado a los personajes, sus historias, lo que cuentan. Pero ocurre que es una lotería y evitando perder el tiempo, me voy directamente a esas series que sé con toda seguridad que van a estar bien. Y son las americanas –no todas-. Está claro que para elegir debo informarme, así que dependerá de quien sea mi prescriptor la sabia decisión de elegir una u otra serie.
Un amigo de confianza me recomendó 24 Horas, él se enganchó a Jack Bauer y sus compañeros en la SWAT, y yo me enganché también, de hecho tengo el sonido de los móviles que aparecen en la serie en el mío propio. Se trata sencillamente de adrenalina en altas dosis que te impiden pensar pero que al menos enganchan por su frenética acción y tramposos guiones. Esta serie la recomiendo sin reservas. Supuso una ruptura entre lo que estaba acostumbrado a ver en TV y lo que desde entonces me pido a la hora de invertir mi tiempo de ocio.
Alias, otra serie que me enganchó por lo mismo que 24, aunque esta vez con un toque de comic con toque aventurero y algo fantástico. Me atrapó durante algunas temporadas aunque finalmente abandoné a Sydney Bristow, ante la alarmante pérdida de rumbo de sus guionistas. Rambaldi no daba para más, y se nota en esos últimos capítulos ¿Qué les ocurrió a los guionistas a partir del capítulo en el que Michael Vaughn descubre que su mujer es la traidora? Definitivamente se pelaron la reunión de trabajo.
Heroes. Me llamó la atención esta serie. Vi en TV3 la primera temporada y acabé comprando el pack porque no la pude acabar. Esta es definitivamente del género fantástico, aunque mi opinión es que no es fantástica, sino simplemente buena. También pierde interés a medida que llegamos al desenlace. Supongo que los guionistas de Alias no se fueron a trabajar a Heroes.
Los Soprano. Coincido con muchos críticos al asegurar que Tony Soprano es de lo más grande –de cuerpo también- que ha dado la pequeña pantalla en los últimos decenios. La mires por donde la mires, esta serie es otra cosa. Voy por su penúltima temporada y me resisto a verla acabar porque cuando llegue al último capítulo se habrá acabado lo bueno. No necesito decir más; es de lo mejor que he visto nunca.
Y es triste pensar cuantos sopranos nos rodean en la vida real.
A dos metros bajo tierra. Con esta serie sí estoy en su última temporada. Es aditiva, inteligente, dura, necesaria. En ocasiones provoca sonrisas, otras veces te parte un poco el corazón, no es morbosa (a pesar de hablar sobre una familia cuyo trabajo es el de enterradores). Te acerca a Fresas Salvajes y te mantiene en la línea de Miss Sunshine.
La familia Fisher cuenta con unos vecinos curiosos y fisgones; somos nosotros que, desde el cómodo sillón de casa, hacemos nuestras la mayor parte de vicisitudes que les ocurre. La intrahistoria de una familia anónima, historias que como a ti, a mí o a cualquiera, puede ocurrirnos. De hecho es seguro que acabaremos todos como empieza cada capítulo.
Hace tiempo que veo como voy agotando capítulo tras capítulo las series que me han acompañado estos últimos años, por ese motivo estoy al acecho de la crítica, pendiente un ojo de lo que escriben sobre nuevas series americanas y un oído de lo que cuentan sobre ellas. A punto de quedarme huérfano de series, empiezo con The Wire, Bajo escucha, de la que no he oído otra cosa que buenas palabras. Hace más de un año que sé de su existencia, pero no ha sido hasta ahora que la he podido empezar a ver. La historia me interesa, los personajes me los creo, las tramas me absorben… a mí, pero entiendo que no sea una serie para todos los públicos. El ritmo es lento y los diálogos pausados y complicados, el doblaje es mejorable y la cantidad de personajes distintos tampoco ayuda a centrarse. La serie invita al bostezo, incluso a cerrar los ojos. Y te pierdes.
Pero no es mi caso. Si eres amante de la buena literatura y de la novela negra en particular, si te gusta el cine negro, si Los Soprano son un referente de los diez pecados que no quieres cometer en tu vida… esta es tu serie. Sencillamente porque te da más.
Cuesta entrar, pero es muy buena.
Dexter. Durante un tiempo fui de La Cuatro. Allá donde yo iba, bien que hablaba de esta cadena. Pero recientemente me divorcié.
Dexter en muy interesante, y más si ya el actor que lo interpreta te caía bien desde A dos metros bajo tierra. El cambio de registro es tan brutal que convierte a Dexter en algo totalmente diferente a lo que esperas encontrar. Vi la primera temporada y he pasado medio verano deseando que empezara la segunda. Pero he aquí que los “subnormales” de La Cuatro – según el diccionario de la Real Academia española; dicho de una persona: Que tiene una capacidad intelectual notablemente inferior a lo normal, así que no insulto a nadie- me la ponen a horas imposibles y en sesiones dobles o triples. Ya experimentaron a gusto con la serie The Company hace muy poco y como se quedaron contentos, repiten con Dexter.
Perdidos. Ya casi ni me acuerdo de ella. Tengo un velo en el cerebro que me impide calificarla como la mejor. Solo cuando algún año de estos vuelva a engancharme a la cuarta temporada podré volver a manifestar que esta serie es la mejor. La verdad es que cuando una serie me gusta, es que es la mejor de todas. Y lo cierto es que muchas series me gustan; Los Soprano es la mejor, A dos metros es la mejor, The wire puede llegar a ser la mejor, Perdidos es la mejor, si los de la Dos le dan una oportunidad. Realmente es fantástica, compleja, excesiva, atractiva. Un diez.
House. Es la única serie que sigo a ritmo de anuncios en TV. Con este dato ya digo todo lo que opino sobre el amigo Gregory. Esto de los anuncios es lo que provocó mi huida de la TV pública. Me pasé a las series en DVD porque así yo soy quien programa mi ocio, visto el respeto con que nos trata La Sexta, La Cuatro, La Dos…
Y poco más.
Me queda por ver El ala oeste de la casa blanca, cuando consiga convencer en mi casa que el espíritu Capra también es posible encontrarlo entre los que se sientan en el despacho oval. Después, si la crisis económica no me atrapa –no apostaría por mí- vendrán Mad Men, posiblemente The office, Deadwood (si la encuentro), Californication, In treatmen y otras. Pero no creo que me enganche nunca a Física y química, Al salir de clase, Aida, Herederos, Los Serrano, Herederos, Hospital Central, Sin tetas…
El día que lo haga es que me estaré haciendo viejo, muy viejo.
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