Día de elecciones.
Hoy domingo, nuestros nunca suficientemente bien amados políticos, nos recuerdan con su rostro angelical (ese que pusieron por primera vez de pequeños cuando rompieron su primer plato), que hoy tenemos que ir a votar, a depositar en una urna ese papel salmón que tiene impresa la lista de los principales vividores del país y ese otro blanco que lleva el logo -cutre,ramplón y simplón en la mayoría de casos- del partido político que representan esos políticos de los que hablaba antes de perderme. En fin, que hoy, como corderitos amaestrados, nos toca acudir al colegio electoral.
De la lista votada, unos cuantos se irán a partir de mañana a ocupar asiento en el congreso, otros al senado, al asiento de atras del coche oficial, al de la cena de gala, al sillón de primera clase en Iberia con destino a no se qué reunión de tampoco ellos conocen, pero qué más da si al final solo se trata de pasar cuatro años justificando gastos para seguir viviendo a tutiplen, con sueldos vitalicios, prebendas injustificables en el día a día de la gente normal a cambio de tristes grises puestos de trabajo o paro para los desafortunados. Y me detengo aquí que de lo contrario me enciendo.
Día de elecciones, decía.
Hoy sí se acuedan de nosotros los políticos, y tampoco creas que tanto que aún con el supuesto de una abstención del 90% tan solo conseguiríamos oírles decir que hay que hacer examen de conciencia -ellos no saben qué es-, analizar los porqués -excusas para inventarse una semana de trabajo con todos los gastos pagados en dietas y demás en comisiones que invesiguen esos porqués-, y me detengo ya porque me enciendo.
Escribo esto para dejar claro que si la mayoría que va a votar al PP piensa que ellos tienen la fórmula que servirá para sacarnos del pozo -puede que simplemente para eso solo haga falta una soga, con la que o bien escalar o bien suicidarnos- digo que si alguien cree que nos van a salvar, que se fijen antes en el desastre absoluto que campa por toda La Comunidad Valenciana, con sus caciques y mafiosos dirigentes mirando en dirección contraria a donde se encuentran los problemas de sus "subditos". Si ese tipo de gente tiene la respuesta, es que nosotros no formulamos la pregunta adecuada.
Ojala me equivoque, seré el primero en alegrarme de ello, incluso lo reconoceré aquí mismo si no he tenido antes que cortar con internet para recortar gastos y llevar algo que comer a casa.