En el monasterio de Yuso (Logroño), se encuentra este cuadro de no se quién y pintado no se cuando, que a falta de otras obras de mayor interés -culpemos de ello a franceses conquistadores y a la incultura de la época-, no dejará de ser mostrado por los guías a sus visitantes.
Obra que juega medianamente bién con las trampas que nos puede jugar la perspectiva representada en los dos planos.

Aquí vemos como aunque nos desplacemos hacia la derecha del cuadro o a la izquierda, la cama permanece siempre fija en la misma posición, creando de donde no hay, un interés visual que atrae al espectador.

