Durante un paseo encontré este paisaje, unos días después volví con la cámara en mano y tomé varias fotografías. Estas son algunas de ellas.
El sol podía ser un problema, así que en unas fotos lo coloqué detras de los árboles y pasó a ser una oportunidad compositiva para jugar con las sombras proyectadas e incluso, para convertirse en objeto compositivo que rellenara el espacio vacio del cielo.
Esos aviones que continuamente cortan el cielo pueden ser un problema, pero eso ya no depende de mí, porque esperar a que pasen y dejen limpio el cielo puede no ser una solución; siempre están ahí, cruzando continuamente el cielo, así que me olvido de ellos y pasan a formar parte de estas composiciones.
Habiendome propuesto no fotografiar nada durante aquel paseo, acabé sucumbiendo ante las variaciones que, sobre un paisáje mil veces antes visitado, aquella mañana me ofrecía la naturaleza.
Dos imágenes que buscan -sobre todo la segunda- ese efecto dramático que en ocasiones nos transmite la naturaleza.
Estas imágenes las subo aquí porque es mucho más sencillo fotografiar texturas, hierros y paredes que personas y situaciones reales. No es que me de verguenza o no me atreva, si no que a la gente no le gusta que le roben su físico sin su permiso o por el contrario, si se dejan fotografiar, sobreactuan y la instantanea pierde naturalidad. Creo.
Aunque en Benidorm la gente pasea sus grasas en bañador, estamos en otoño.
Esta es una imagen que puede no tener ningun interés, a pesar de que la línea izquierda (el borde) de la pintura blanca, está dividiendo en dos mitades esa imagen y el borde derecho de esa linea blanca está justo en el centro de la mitad derecha de la imágen.
Una panorámica desde la torre Galata y dos imágenes tomadas en el gran bazar.
