
Con la de
pelis del oeste que nos hemos tragado -otra cosa es la cantidad que verán nuestros hijos-, esta imagen me trae recuerdos de aquellos fuertes que en medio de la nada, más cerca de territorio comanche que de
Louisiana o Nueva Inglaterra (aunque aquí tendría que cambiar comanche por
mohicano), servían de avanzadilla o retaguardia para mantener la paz y ya de paso, darnos a conocer a los rudos y duros
antihéroes que
Ford,
Huges,
Peckinpah y tantos otros modelaron para rellenar (moldear) nuestros huecos y juveniles cerebros.
Es una pena que esta imagen me traiga también solo vagos recuerdos de épicas gestas protagonizadas por Rodrigo
Diaz de Vivar y de pocos, muy pocos personajes históricos del terruño. Igual la literatura infantil, ya que no el cine, que es más caro y no estamos para malgastar, debería incidir un poco en esos temas y dejarse de vampiros y magos durante un tiempo.