26 septiembre 2011
Moros y cristianos 01
Una fiesta en la calle, para todo el mundo, donde lo de menos es qué se celebra y lo de más es cómo se celebra.
Oceanic 815
Se podría decir tantas cosas de esta imagen que voy a dejar que lo haga cada una (o uno) que la vea.
Pistas; el complejo petroquímico del fondo, el personaje con sombrero de vaquero, el mar en calma, la división del espacio... yo que sé.
Hay en este blog otra foto parecida que nos sugiere cosas totalmente distinta a esta pues en la antigua vemos un niño sentado a una barca varada atendiendo la explicación que hace su padre sobre la inmensidad del mar (o sobre la hamburguesa que han comido, vete tu a saber). En este caso tenemos, pongamos por caso, a John McKane limpiando el cañon de su viejo, pero fiable, 45mm, esperando que ocurra vete tu a saber qué, igual la caida del Oceanic 815.
A un paso del otoño
Cambios de color en hojas de arbustos que pueblan el descampado cerca de la cerca. Primeros síntomas de un otoño que este año tarda en dar la nota.
Saturación
Se aleja paso a paso el buen tiempo (subjetivo, yo soy más de nubes, grises, aguaceros y ropa de abrigo) y en el recuerdo quedarán colores vivos como los de estas fotos.
24 septiembre 2011
Temores
Mezzanine, de Massive Attack.
Un disco de 1998.
Aún recuerdo cuando lo compré, era la época en la que junto a ese disco llegó a casa la buena música de Suede, Placebo, Radiohead, Bella and Sebastian, Dandy's Wharhol, La buena vida (sí, también) y tantos otros. ¿Cuanto tiene que haber llovido para pasar de aquel punto, un tanto optimista, positivo, casi alegre, hasta este otro, 13 años después -tampoco tantos, o bueno, si-, en el que el negro como el humo del carbón, el ácido como el veneno que sale por las bocas de algún personaje de Tele 5 y el miedo al porvenir, atenazan y desgarran los débiles hilos con los que día a día tejemos los sueños futuros.
No sé donde estaré dentro de trece años, pero quisiera recordar lo que aquí escribo para poder decir entonces; aquello que vivimos en 2011 no fue más que una larga pesadilla, de la que por suerte ya despertamos.
Un disco de 1998.
Aún recuerdo cuando lo compré, era la época en la que junto a ese disco llegó a casa la buena música de Suede, Placebo, Radiohead, Bella and Sebastian, Dandy's Wharhol, La buena vida (sí, también) y tantos otros. ¿Cuanto tiene que haber llovido para pasar de aquel punto, un tanto optimista, positivo, casi alegre, hasta este otro, 13 años después -tampoco tantos, o bueno, si-, en el que el negro como el humo del carbón, el ácido como el veneno que sale por las bocas de algún personaje de Tele 5 y el miedo al porvenir, atenazan y desgarran los débiles hilos con los que día a día tejemos los sueños futuros.
No sé donde estaré dentro de trece años, pero quisiera recordar lo que aquí escribo para poder decir entonces; aquello que vivimos en 2011 no fue más que una larga pesadilla, de la que por suerte ya despertamos.
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