





8:30 pasadas, casi las 9 de una mañana de octubre.
El sol ha salido hace un rato y yo, paseando a mi perro (ver otras fotos más abajo) por el margen del río Mijares, me doy cuenta de que, trabajando un poco las fotografías del paisaje que tengo delante mío, puedo llegar a resultados como los que aquí se pueden ver.
Un poco más cerca de la desembocadura, este mismo río se convierte en una árida extensión de matojos y arbustos sin gracia, pero aquí, delante de mis ojos se extiende un manto de hierba que me hace pensar en esos bucólicos y pastoriles paisajes que pueblan nuestra literatura más antigua.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Anímate a comentar lo que se te ocurra.